jueves, 5 de junio de 2014

LOS MALES DE LA HISTORIOGRAFÍA I: PRESENTISMO

Ateismo para Cristianos


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A partir del presente comenzaremos una serie de artículos dedicados a demostrar que nunca existió un Jesús de manera histórica.

Hay que aclarar varias cosas antes de empezar este proyecto y para tener una correcta perspectiva. Hay que diferenciar al Jesús “Histórico” del Jesús “Mitológico”, la mayoría de los Ateos creemos que sí existe un Jesús mitológico; creo que negarlo es algo ingenuo. Hay un Jesús que la gente adora, que nunca existió de forma real y que fue creado o diseñado para ser el estandarte del Cristianismo. Esta representación “espiritual-material” de Dios es simplemente un motivo y objeto de adoración, presentando características similares al del resto de los “dioses-hombres” que los humanos hemos adorado desde tiempos inmemoriales. Este Jesús existe y es el que la gente reza y adora. Solo está en la mente de sus fieles seguidores. Pero el Jesús real, físico, que nació de una virgen, hizo milagros, resucitó de entre los muertos y subió en cuerpo hacia los cielos (todo esto de forma literal), es el que pretendemos negar y mostrar evidencias razonables de la poca probabilidad de su existencia. Cuando el Ateo dice “No creo en Jesús”, se está refiriendo precisamente al Jesús literal e histórico.

Como siempre lo he dicho; las personas tienen el derecho de creer en lo que deseen (incluso si es una obvia mentira) y de hecho la mayoría de los Cristianos lo hacen. Creen tanto en el Jesús mitológico como en el histórico. Inclusive si demostrásemos que el “histórico” nunca existió; de seguro aun quedarían millones de Creyentes que apoyarían los beneficios de creer y adorar al “mitológico”. Desde mi punto de vista esto no tiene sentido. Adorar y confiar inclusive la vida a una figura mítica, ficticia e irreal me parece incorrecto y hasta perjudicial. Equivaldría eso a adorar cualquiera de el resto de las figuras que los Cristianos siempre han considerado paganas y falsas. Incluso sería hasta más correcto y honesto el Islam, que a pesar de todos sus evidentes defectos, basan su fe en un personaje históricamente comprobable y real como lo fue Mahoma.



¿Existió Jesús de Nazaret, realmente?

La  publicación del nuevo libro de Gonzalo Puente Ojea;  “La existencia histórica de Jesús. Las fuentes cristianas y su contexto judío”, reabre de nuevo el debate sobre la siempre atractiva figura de Jesucristo. ¿Es lo mismo el Cristo de la fé, (el Jesús de las epístolas de Pablo) que el Jesús histórico ? La discusión científica sobre la existencia histórica de Jesús de Nazaret, se enriquece ahora con los argumentos expuestos en esta obra, que seguro provocará acalorados debates.

El libro defiende que existió realmente aquel pretendiente mesiánico fallido, pero jamás existió el Cristo divino, que, según Puente Ojea,  inventó Pablo y después fué alimentado por los dogmas eclesiáticos.



Tratar de reconstruir esta dualidad radical insertándola en el contexto judío a través de las fuentes cristianas y del Nuevo Testamento es de lo que se ocupa Gonzalo Puente Ojea en este nuevo ensayo que intenta probar documentalmente la realidad histórica de Jesús el Nazareno.  Ojeda tratará de demostrar el error de los mitólogos que, en su opinión, confunden el Jesús de la tradición mesiánica con el Cristo divino .

En sus conclusiones , el escritor se reitera en  la tradición mesiánica de Jesús;

“Puede afirmarse con toda seguridad que Jesús jamás presentó su misión como la de un salvador universal, ni como la del fundador divino de una religión mística o de misterios. Jesús fue solamente un hombre, un judío, que en curso de su proclamación mesiánica del Reino de Dios como inminente llegó a alcanzar plena conciencia de que era él mismo, el encargado de realizar el cumplimiento de las promesas de la alianza de Dios con su pueblo, poniendo fin a la ocupación romana del solar histórico del Reino.

De ello podemos deducir, que si Ojea niega la existencia del Cristo de la fe implícitamente lo hace tambien repecto de los dogmas fundamentales de la fé cristiana ortodoxa; como la resurección de Jesús y la esperanza en la vida eterna, pero defiende al rabino judío como un esperado mesías.

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