jueves, 27 de febrero de 2014

El falso documental

El falso documental es una muñeca rusa que esconde una ficción bajo una apariencia realista. Pero no se trata simplemente de dar gato por liebre al espectador. Engañar no sería el fin del falso documental, sino más bien el medio para iluminar la realidad. O la paradoja de recurrir a la mentira para llegar a la verdad. En ese sentido, el Salvados del 23-F ha sido un experimento fallido 
Pese a conseguir activar los clásicos efectos del falso documental (hacer caer en la trampa a muchos espectadores y reflexionar sobre lo fácil que es manipular la información), el programa de Évole no logró lo más importante: contar algo nuevo sobre el 23-F.

Falsos documentales: lo que Évole no inventó con su Operación Palace

Las redes sociales se pusieron en movimiento en la noche del 23 de febrero. Algunos pedían la cabeza de Jordi Évole y otros aplaudían con humor la valentía del programa. Fuera como fuera, el objetivo se cumplió: a nadie le dejó indiferente el metonímico falso documental sobre el montaje del 23F. Sin embargo, en un ejercicio de memoria y con la hemeroteca, comprobamos que de mockumentaries está llena la historia reciente. Cabe preguntarse si el alboroto, como ha ocurrido muchas veces, no es consecuencia de la vergüenza colectiva más que como coartada de la manipulación periodística. 
Orson Welles y Stanley Kubrick ya nos pusieron en precedentes. Recordemos el revuelo inconcebible que provocó el cineasta estadounidense cuando en 1938 llevó La Guerra de los Mundos al Estudio Uno de la CBS. "D amas y caballeros, los extraños seres que han aterrizado esta noche en Jersey  son la vanguardia de un ejército invasor procedente del planeta Marte", así firmaba Welles el pánico a nivel mundial. Programas de radio, libros e incluso películas presentadas como ficción han sido susceptibles de provocar el escepticismo más inverosímil... o no tanto. 

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